6.8.08

Antes de quedarme dormida, empiezo a soñar. A soñar la realidad y a soñar el suelo. Sin poder diferenciar uno de otro, todo parece tan real en el sueño, y tan onírico en la realidad. Lo único constante ene ste ir y venir de dimensiones es la realidad de que te extraño más de lo que puedo voluntariamente evitar. Antes de quedarme dormida, empiezo a soñar. En la persona que no sos pero me gustaría que fueras, o en la persona que me gustaría ser para que pudieras estar a mi lado y nunca y tener que despertar, o dormir. Antes de quedarme dormida, empiezo a soñar que te tengo menos de lo que quiero y más de lo que puedo. Sueño que nunca vuelve igual. Sueño en ti, no en ti pero en mi tú. La verdad es lo que me gustaría poder reconocer, que aún pienso en ti, en lo que creí que eras tu. Sueño que despierto y me vuelvo a dormir, para poder vivir por siempre en este mundo esperando que algún día te vuelva a encon trar para no dejarnos ir. Antes de dormir, empiezo a soñar. A soñar la realidad y a soñar el sueño. Para poder sujetar una vez más, para poderte decir lo que por tonta callé, para poderme arrepentir, para que me disculpes, para poder vivir lo que me falta, para poder olvidar lo que me sobra. Antes de quedarme dormida, empiezo a soñar en ti.