29.12.08
Tres conceptos aislados pero que llegan en algún momento a unirse, tres palabras claves en la vida, tres etapas de la vida, tres pasos de una metamofósis que todo ser humano pasa.El amor se expresa de mil maneras, con una sonrisa, con una mirada. Con una caricia, con una palabra el amor nace y crece día a día. ¿Alguna vez has visto a una mujer embarazada? ¿Has visto con qué ternura le pinta el mundo día a día a su hijo sin saber si la escucha? Ese es amor, un amor desinteresado, un amor eterno, un amor sincero.¿Has tenido entre tus manos otra que te ayuda, otra que te comprende, otra que te da fuerzas? Eso también es amor y no necesariamente entre un hombre y una mujer. Te preguntas, ¿cómo es posible esto? ¿Alguna vez te has sentido pisoteado, destruido, humillado? Y cuando piensas que la vida te ha abandonado hay alguien que siempre está ahí para decirte ¡vamos amigo, sal adelante!Pero el amor que se siente hacia un hombre es como el pan de la vida aunque después se convierte en el hambre más atróz, es un sentimiento que te hace renacer, sentir al máximo, sonreír entre lágrimas, te eleva, te ayuda; algo extraño, pero dime ¿Cómo sabes? ¿Cómo determinas a qué hombre amar? ¿Cuál es el secreto? ¿Cuál es la señal? No la sé, sólo se que la vida al verte me cambió. Se acabaron los miedos, salió de nuevo el sol, supe entonces que en ese momento eras la persona a quien deseaba darle las buenas noche todos los días, alguien especial, anhelaba con todas mis fuerzas decirte te quiero, porque cuando estaba junto a vos, cuando sentía tu calor cerca ya no era lo mismo. Ahora estaba más completa, era más feliz, todo era fácil, todo mi mundo giraba y a cada cambio que daba venía consigo esta pregunta ¿Eso era amor? Este sentimiento que me hacía ver las cosas de otro color, que me hacía especial, única, que me hacía más mujer, que me llevaba de la mano hacia un mundo donde era la más frágil pero ante vos la más fuerte, la más infantil, pero entre vos la más experimentada, ¿Eso era amor? Esto que despertaba en mi la dualidad de mi ser, esto que despertaba a la mujer y así con todas mis dudas me aferré a mi respuesta "lo que yo siento por vos es amor"; ya cuando estuve decidida a decirtelo me di cuenta de que vos no me veías igual que yo a vos.Ya no despertaba todos esos sentimientos que vos en mi, vos no tenías amor en tus ojos y si lo tenías no era para mi. Y al no ver más tu mirada comprendí, que aunque yo te amara tan intensamente, vos me rechazabas de una manera cruel. Todo lo que pensaba decirte, todo lo que me hacías sentir de repente ya no tuvo sentido. Vos no me tomabas como la mujer que te amaba, vos simplemente me veías como la nena que aún jugaba y eso me hería.Entonces las preguntas comenzaron nuevamente ¿Por qué a mi? ¿Por qué él? ¿Por qué me enamoré de la persona equivocada? ¿Por qué el sentimiento que me elevaba ahora me hundía? Tan profundo, todos mis miedos volvieron y con ellos la soledad. Y ahora este sentimiento me acompañaba y me hacía pensar que en mi camino sólo existiría la soledad y que nunca nadie me diría 'te quiero', sentirme tan sola hacía que pidiera a gritos un minuto junto a vos para darte y todo lo que pensaba darte una vida, para que en un beso te hiciera sentir cuanto te amaba. Pero no me obsequiaste ese minuto que pedía y mi amiga la soledad volvió conmigo, era como una sombra, era esa mirada fría, era esa voz que me repetía 'no te quiere, no sos para él'. Entonces intenté sobrevivir pero tomé el camino equivocado, porque le reprochaba a la vida el haberte conocido y aún cuando yo quería sonreír me quemaba por dentro y todo lo que intentaba no me hacía sentir mejor. Creo que aún dentro de mí guardaba la esperanza de que por fin me viera como yo a él, que me dijiera te quiero como yo se lo hacía saber. Pero nunca pasó. Y ahí fue cuando comprendí que no valía la pena sufrir y que la vida era un sin fin de eso. Y que aún me faltaba por vivir. Entonces, ya convencida de que aunque te amaba vos nos serías para mi y que todo ese amor que llenaba cada centímetro de mi cuerpo, que salía por cada poro de mi piel, no era que estuviera mal sentirlo. Era simplemente que estaba mal dirigido.También descubrí que en mi soledad me fortalecí. Que ahora me conocía más a mí misma, que seguía siendo feliz, que la soledad no es una enemiga más bien una buena compañera que está ahí, que va contigo cuando ríes, cuando lloras, cuando amas, cuando odias.Aprendí que aquél que está solo no es aquel que está vencido ni el que está mal, si no es aquel que de verdad ha aprendido a estar consigo mismo. Al pasar por esta etapa del duelo, de aceptación, vino con ella el olvido, pero no el olvido general. Sólo me dediqué a olvidar todo lo que me dañó, no te olvidé a vos, mi gran amor, ni olvidé mi soledad. El olvido trajo consigo paz, tranquilidad...Fué la ola más grande que dio el último alboroto del mar.Entonces escribí esta nueva pagina en el libro de mi vida y te agradecí el haberte amado. Agradecí el haberme sentido sola y agradezco a cada momento el haberte olvidado. Sé que pronto volveré a amar, pero también sé que algún día aunque esté lejano alguien me amará.