28.8.08
La muerte me espera. Me busca en cada esquina, en cada sueño, cada segundo. Despues. Busca una distracción, se deja destruir. Se consume en su tinta vieja, y me llama llorando. No me abandones asi, no me dejes echada a la pena. La suerte ya estaba lejos de algun lugar. Las manos se desentendian en gestos. La traicion era insuperable, la idea era casi humana. Pero yo sabia que tenia el control, no podia faltarme asi, no podia arrancar la ira del sabio, ni matarme a golpes. Esto era personal. Esto era, cada vez un poco mas propio. Y a su vez era tan identico. No imagines tener otra cosa. Misericordia. O miseria. Entiende de una vez, que te faltas a vos mismo.